sábado, 2 de noviembre de 2013

Crónica de una muerte anunciada

Unos señores muy poderosos (acumulan millones de euros y manejan muchos más) deciden un buen día que quieren aumentar su poder, no sólo económico sino a todos los niveles. ¿Cómo lo hacemos? se preguntan. La respuesta es bien sencilla. Inspirándose en una situación real deciden sacarle todo el partido posible y deciden echar una mano a la crisis económica que empieza a sufrir su país, no para sacarlo de la misma, sino para hundirlo hasta niveles mucho más profundos.

Empiezan a mover  los hilos: la burbuja inmobiliaria estalla; la gente empieza a perder su trabajo; los políticos beben de sus manos y están en sus bolsillos; dicen escuchar a Europa, más bien ponen cara de póquer; permiten que la gente sea echada a la calle como ratas, mientras algún politicastro de tres al cuarto se inventa leyes para multar a los sin techo como si lo fueran por hobby o por querer joder al personal; la gente se queda en sus casas, unos pocos alzan la voz pero ya sabían ellos (los poderosos) que el miedo atenazaría a la ciudadanía; y les sale todo redondo.

Una vez hundido el país, deciden que ya es hora de empezar a levantarlo, muy poco a poco y los jerifaltes, imbéciles hasta la saciedad, creen que están haciendo las cosas bien. Aún han de humillar más a la gente del pueblo llano, que casi o sin casi, están convencidos que esto, la crisis, era algo que no tenía remedio, se han conformado, y esperan pacientemente a que los saquen del hoyo (craso error) y esta ha sido la gran baza de poderosos y jerifaltería: la inactividad de la gente. Ha habido brotes, pero sólo han sido eso, "brotes".

Cuando salgamos de esta, piensan los hipócritas junto a las personas de a pie, todo volverá a su cauce y volveremos a crecer, a estar bien, a trabajar y bla, bla, bla. Pero ellos, "poderosos de mierda" y "jerifaltería de pacotilla" serán mucho más ricos que antes y los demás, más pobres y encima estaremos agradecidos por tener un trabajillo que nos permita llegar a fin de mes sin tener que mendigar.

Pues bien, cuando ese momento llegue, los "brotes" han de ejercer su función, los que hablan no deben callar, los que escriben han de desgastar teclados y plumas, los que pìensan han de estrujarse el cerebro y juntos, todos, no hemos de permitir que se rían de nosotros, es más, no lo consintamos desde YA. Abramos los ojos, los oídos, las bocas, alcemos la voz, caminemos, gritemos, digámosles a nuestra élite política dirigente que no nos engañan, que no somos necios, ni tontos, ni marionetas, como ellos, que somos seres humanos, que sienten y padecen realidades, que somos auténticos no prefabricados o ficticios, que somos fuertes, que nos tengan en cuenta, que si nos lo proponemos en serio, podemos echarles por la barranquera, a todos, no importan las siglas, los colores, las caras o lo que quiera que sea que digan, son todos iguales: "hemos perdido la confianza en ellos y por ende nos sobran"

Sigue goteando
Mañana más

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